Hoy ha sido un día muy caluroso, pesado y agobiante, hacía mucho calor, el asfalto destilaba fuego, y yo tenía muchas cosas que hacer, dentro de unos días, el 24 concretamente me voy una semanita a Nápoles, quería dejar muchas cosas acabadas porque después empalmo y me voy a mi casita, y aunque iré y vendré, y tienes las dos casas abiertas pues hay cosas que dejar resueltas y con este calor, no te puedes ni concentrar, cuanto menos, moverte. Pero al final, lo he conseguido, las metas que me había propuesto para el día de hoy, las he terminado, satisfactoriamente además, otra cosa es, como he terminado yo, estoy agotada, pensaba irme a la casita hoy en la noche, y no puedo, lo dejaremos para mañana temprano. Además de cansada estoy triste, me han dicho que una de las personas mas especiales para mi, está muy enfermo. Lo suyo, no tiene cura, la maldita mina tiene la culpa, el lo sabe y además hace tiempo que vive de regalo y paladeándolo. No tengo palabras para decirte lo mucho que deseo que te encuentres bien, ¡hay tanta gente que te necesita y que te quiere! Mañana hablaré con Clara y estaré en contacto con vosotros, desde aqui te mando un beso y un abrazo, enorme, Avelino, hoy, hablando de fuego y de calor, quiero dedicarte este cuento que leí en mi cursillo de informática. Para ti, Avelino, que eres como ese fuego, que arde la vida,¡ con tantas ganas!, que no se puede mirarte, sin parpadear.
Un hombre del pueblo de Negúa, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allí arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso, reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos no alumbran ni queman, pero otros, arden la vida, con tantas ganas, que no se puede mirarlo sin parpadear. Y quien se acerca, se enciende.
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