INGREDIENTES:
Un buen jersey, a ser posible de lana y cuanto mas viejo, mejor.
Una taza humeante de café, chocolate te o cualquier tisana. ( A gusto del consumidor)
Un buen ventanal, o una buena chimenea..(Si no se tiene ninguna de las dos cosas, que suele ser lo mas normal, búsquese un buen rincón de la casa, desde donde se pueda ver el exterior, y si esto tampoco es posible, yo optaría por ir a la cocina, uno de mis rincones favoritos)
Un buen libro, también a gusto del consumidor, pero recomiendo o uno romántico o un buen libro de recetas de cocina.
INSTRUCCIONES DE USO:
Cualquier día de otoño, con lluvia, envuelvete en el gran nubarrón del alma, arrópate con el viejo jersey de la melancolía, que te caliente los sentires y te arrope tus aflicciones, bébete la vida a sorbos, sin quemarte, pero tampoco dejes que se enfríe, disfruta sorbo a sorbo, del amor, de la amistad, de la soledad, de la risa, de tu gente...paladea y siente en la boca todo el sabor de esta pócima mágica que es la vida, que unas veces es fuerte, como el café, otras un poco amarga como el té, y algunas dulce y cremosa como el chocolate.
Con el libro en la mano, y oyendo el ritmo de la lluvia, óyete en silencio, que de vez en cuando es imprescindible, saberte ver, hablarse, criticarse y quererse, hacerse preguntas y preguntarse, contestarse respuestas y responderse y si el libro es el de cocina, siempre puedes ponerte, manos a la obra con una receta sencilla, que te satisfaga y entretenga, y cuyo ingrediente básico sea la inquietud: por comprender, por saber, por conocer, por amar, por razonar, y mientras llueve, hornea este pastel de otoño, el olor inundará tu mente y alimentará tu corazón. Buen provecho.
Tu me vas a matar, me ahogo entre pañuelos!!!!
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