martes, 24 de julio de 2012

LARY LEON: "HE VENIDO AL MUNDO PARA SONREIR"

Siempre he creído en el ser humano, lease prójimo, por encima de todas las cosas, religiones, dioses y creencias.
Pues bien, es una alegria inmensa descubrir de vez en cuando, personas que hacen que me haga inmensamente pequeña ante ellos, personas a su vez inmensamente grandes, muy grandes, personas con la capacidad de transmitirnos cosas que ningun libro nos enseñará jamás, personas que hacen que aflore en nosotros sentimientos quizá dormidos, quizá olvidados...personas que a mi, en particular, me afianzan mi creencia en el prójimo cada dia mas.

Lary León,directora del programa de Asistencia Hospitalaria de la Funcación Antena 3, entrevistada para la Vanguardia el 18 de Julio.

"MIS MUÑONES, SON ALETAS Y MI ÚNICA PIERNA, MI COLA DE SIRENA."







Tengo 39 años. Nací en Guadalajara y vivo en Madrid con Xabi desde hace 18 años. Licenciada en Periodismo, dirijo un programa de televisión. El mundo y el día a día se mueven por las personas, así que creo en ellas y no en los partidos; y en la reencarnación y en el destino



Existir
Existir "Todos venimos a este mundo con una misión. La mía creo que es tan clara como mágica: mi propia existencia ayuda a los demás", escribe en Lary, el tesón de una sirena (Plataforma), un libro emocional que cuenta sus nueve primeros años de vida. Sorprende oírle decir que está contenta de haber nacido así: "Es la verdad, lo siento como lo digo, nunca en ningún momento de mi vida he pensado '¿por qué no habré nacido con brazos?'. Lo único que añoro es ponerme anillos". Cuando tenía seis meses sus padres la llevaron a la playa y la plantaron desnuda sobre la arena: "Así rompieron con los tabúes, fue un acto de valentía: todos podían verme. La normalidad y la alegría es la base de todo".
Cuántas veces se ha reencarnado?
Unas cuantas, pero creo que esta es la última. Míreme.

...
Todos nacemos de una manera determinada para traer algo, enseñar algo y aprender algo. Yo nací sin brazos y sin una pierna y he venido al mundo para sonreír, para enseñar a otras personas que lo importante es lo que llevamos dentro.

Es un gran destino.
Yo no creo en las discapacidades, todos somos capaces de algo. Me siento una privilegiada porque he descubierto para qué sirvo y lo disfruto: llevo felicidad a los niños enfermos que están ingresados en los hospitales y consuelo a sus familias.

...
Y tengo claro que en otra vida fui sirena.

¿Una sirena?
Los muñones son mis aletas, y mi única pierna, mi cola de sirena. Crecí con esa fantasía, quizá por darle una explicación a la forma de mi cuerpo o porque desde que me bañé la primera vez en el mar, a los seis meses, sentí que el agua era el origen de mi existencia.

Hábleme del día que llegó al mundo.
Nadie sospechaba cómo era, entonces no se estilaban las ecografías. Fui una sorpresa para mi padre y para los médicos, que no sabían qué hacer conmigo, y sigo siendo una sorpresa para muchas personas.

¿Cómo reaccionaron sus padres?
Mi padre, el primero en verme, se quedó paralizado, pero gracias a él todo evolucionó. Buscó los mejores médicos para que todo fluyera y pudiéramos seguir adelante.

¿Su madre?
Pasaron días y nadie le enseñaba su hija porque no sabían si saldría adelante. Estaba muy nerviosa, pero cuando por fin me vio dijo: "¡Pero si eres la cosa más linda de este mundo! ¿Cómo no iba yo a venir a buscarte?". Las enfermeras rompieron a llorar.

¿Sus hermanos?
Con autenticidad. Pero Joaquín, que tenía 14 años, el más tímido, el mayor de los cinco, me quiso desde el primer momento. "Pajarito sin alas", me llamaba.

¿Y a partir de ahí?
Coraje y normalidad. Yo también traje algo de serie, tenía ganas de ser independiente y alegría, les pedía que me dejasen caer y escribir con el pie. Formamos un equipo perfecto, y ese es el secreto de mi infancia.

¿Feliz?
Muy feliz a pesar de todas las operaciones, porque nací con el limbo invertido, la cadera no se sujetaba y tuvieron que poner-me prótesis que dieron muchos problemas.

¿Le pusieron brazos ortopédicos?
Sí, hasta que a los 10 años conseguí convencerles de que no quería llevarlos. Me defiendo mucho mejor sin ellos; pesaban muchísimo y me ocasionaban rozaduras.

¿Cómo fue el colegio?
Me lo pasé pipa. No hubo ningún problema porque escribía con los brazos ortopédicos, con los muñones y con el pie; y lo que podía ser una dificultad era una ventaja porque todas las niñas intentaban hacer lo que yo.

Entonces, algo de maga tiene.
Se trata de buscar lo positivo a lo que tenemos y a lo que no tenemos. Con la risa, con la magia y con la inocencia de los niños no tuve ningún problema.

A veces son crueles.
Te sueltan lo primero que les viene, pero me encanta. Todos me preguntan: "¿Por qué no tienes brazos?" y "¿cómo comes?...". Se lo cuento y se olvidan de que no tengo brazos.

Antes, a los diferentes se los escondía.
Cierto. Mis padres no lo hacían. La gente se paraba a mirar, se santiguaba. Yo lo veía como un juego, y para que mis padres vieran que no me influía, saludaba con el pie o con los muñones, y eso también transforma la reacción de la gente.

No todo debió de ser tan bonito.
Hay morbo, pero con tenerlo claro y pensar que quien no lo hace mejor es porque no sabe, el resto se suaviza con una sonrisa y la actitud.

Es usted una caja de sorpresas.
No tiene tanta importancia. La mía no es una historia de superación porque yo he nacido así, no he superado nada. En la universidad todo el mundo se copiaba mis apuntes, tengo una letra bonita.

¿Cómo fue la universidad?
Bien. Creo que como uno se sienta hace sentir a los demás. De niña quería ser locutora de radio y lo conseguí. Y ahora, dirigir el canal de televisión para niños hospitalizados es un lujo, porque tiene mucho que ver con mi infancia. Puedo darles lo que yo no tuve.

¿Qué se lleva de ellos?
La maravilla de la esperanza y la inocencia.

¿Temía no encontrar pareja?
Nunca me lo planteé, me dejaba fluir y siempre he tenido un montón de amigos. En realidad, en la vida todo tiene sentido; hasta el médico que le dijo a mi madre que yo pasaría mi vida en una silla de ruedas, porque les empujó a luchar.

¿Qué ha sido lo difícil?
Todavía no me lo he encontrado. De pequeña veía que las niñas no eran como yo, pero no me sentía ni menos ni más, sabía sacar ventajas de mis diferencias: si me cansaba de hacer los deberes con los muñones, los hacía con el pie. La vida es como un juego.

Buena filosofía.
No quiero ir de happy flowers, pero es que he tenido la suerte de nacer así. Me gusta que alguien me vea y se diga: "Si esta está sonriendo, ¿por qué no voy a sonreír yo?".
·······················


















No hay comentarios:

Publicar un comentario