domingo, 14 de febrero de 2010

¡¡AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS!!


El viernes , mi hija, mi sobrina y yo, decidimos dedicarnos la tarde y la noche para cotillearnos, ponernos al día, cenar juntas y para terminar, una película en 3D.
Para ellas, es una tarde mas, para mi, cuando salgo con ellas es volver a ser "añera" y dejar por unas horas de ser "entona". Parece que todo lo disfrutas, de otra manera, lo oyes, lo hueles y lo sientes, reviviendo esos años con todas tus hormonas en funcionamiento, incluso las que hace tiempo que te abandonaron.

Todo, en la calle, invitaba al amor, escaparates llenos de corazones, en tartas, en globos, en cajas, incluso los vimos en sábanas. Grandes, con luz, pequeños, con sonido, y algunos con mensaje. Son "te quieros" dichos, con corazón.

En la mesa de al lado, en la cena, un grupo de quinceañeras, reía y charlaba sin parar.Seguramente, se contaban los regalos, que amorosamente tenían preparados, contagiaban su alegria adolescente. Fue con mucho, uno de mis mejores momentos de la noche.
Recordaba, cuando en el colegio, nos juntábamos, el grupito y reíamos y reíamos sin parar por cualquier cosa, liberando endorfinas a tutiplen. Cuchicheando en corro, lejos de la vista de las monjas y de adultos que no entendian nuestro mundo.
Recordaba, los 14 de Febrero, que a escondidas, pintábamos corazones, hablábamos de nuestros amores y nos poniamos cualquier cosa que pudiera mostrar al mundo, que un "chicazo",(individuo de sexo masculino, aproximadamente de 14 o 15 años, potencialmente peligrosos para nuestra integridad física y moral, sobre todo moral), estaba por nosotras. Un lazo rojo, un colgante en forma decorazón , una pulserita.... Cualquier regalo o detalle que nos hacían acorde con la fecha, era todo una osadía, un signo de rebelión, y de amor inocente y secreto, gritado a pleno pulmón desde la ocultación.Todavía conservo, un colgante con un corazón fuxia, regalo de mi marido un 14 de febrero, de aquellos años. ¡¡Aquellos maravillosos años!!


En honor a aquellos días de sueños imposibles, encuentros frustrados, besos a escondidas y embeleso adolescente, en el que, pintar un corazón, no sólo era un signo de celebración de San Valentín, sino también un signo de rebeldía, he decidido celebrar el día de los enamorados. En honor a aquellos días y a estos, no sea que se me enfade mi querido esposo.

Un desayuno en la cama con esta tarta, puede ser un buen comienzo. Es, todo lo que debería ser, un día como éste: dulce, tierno y todo corazón, aunque cualquier día sea bueno para ponerlo en práctica.

1 comentario:

  1. Este artículo es muuucho mejor, ya sabes que a mi me gustan más las cosas románticas y dichas con el corazón como tus artículos y las tartas de san valentín, y cuando nos reímos a carcajadas, y los paseos con boris, y las tazas de chocolate caliente... y tu blog. Besitos

    ResponderEliminar