viernes, 6 de febrero de 2009

IN MEMORIAN

El tiempo difumina las imágenes, los nombres, los lugares. El carrusel de la memoria los estira y los encoje, según el instante en que lo pones en funcionamiento.Con los olores no pasa lo mismo. Dicen que los olores de la infancia no se borran jamás. Una madre es un aroma: la mía olía a ropa recien planchada. Nacemos sin desarrollar los sentidos y creo que nuestro primer sentido, de alguna manera, nace en el hueco de sus brazos. Esa oquedad, siempre esta disponible a lo largo de la vida, pero lo olvidamos con frecuencia. Las madres siempre huelen a algo: a polvos de talco, a jabon, a su colonia favorita, a pan con chocolate, a toalla calentada en el radiador... Las madres cuando eres pequeña te dejan jugar con su bolso, sus pinturas,, sus zapatos...con su vida. Arrasamos sus noches y sus días, pero llega un momento en que comenzamos a deshacer lentamente esos lazos, a romper esas amarras...empezamos a tejer los hilos de nuestra propia vida, pero ese olor a ropa recien planchada no nos abandonará nunca, todos recordamos a nuestra madre como un aroma, un hueco, una textura fresca de felpa, en la trama de la vida.




In memorian.

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