martes, 21 de abril de 2009

¡POR UNA CUBA LIBRE!

Bajo un cartel, con las letras pintadas a mano, perfiladas con mucho amor y cariño, ayer, en casa de Paloma, una de las perfiladoras, nos juntábamos a cenar 29 seres, unidos por lazos muy diferentes y a la vez muy cercanos, pero eso si, compartiendo vivencias, espacio, tiempo y sobre todo ganas de estar juntos.
Con música cubana de fondo, comida corriendo en la mesa, en un ir y venir de los anfitriones, dimos cuenta de tortillas, ensaladas, canapès, ibéricos, y unas costillitas riquísimas asadas con el mismo amor y cariño que las letras perfiladas del cartel, no en vano habían sido cocinadas por la misma mano, mano hermana de otras manos que también habían contribuido en esa cena, poniendo entusiasmo, alegría y muuuucho "corassssoón".

Asi, junto a la chìmenea, se hermanaban, culturas, conversaciones, juegos y relatos, dado que las edades, variaban mucho, desde una bebita preciosa, con un nombre también precioso, Jara, que nos encandiló a todos con sus risas, sus seis meses y su "saber estar", sin un puchero ante tanto desconocido, hasta gente con muchos años en su piel, muchos más en el alma, pero con una pasión por la vida, que lleva con una coquetería innata y una luz en sus ojos, que cegaba al que la miraba.
Y entre estas dos generaciones, imaginar, hijos, nuera, nieta, hermano, cuñada, hija, yerno y nietos, esta rama y estas hojas, todos con raiz cubana y savia asturiana, ¡maravillosa mezcla!

Y por la otra rama, los padres de Jara...., jara,.. jara...., no me canso de repetirlo, precioso nombre que me llena de olor a monte, a naturaleza, a vida, como su dueña, los hermanos de su madre con sus respectivos, ¡babeando toda la noche, cámara en mano, ante esa vida, que lleva un trocito de ellos!, sus padres, sus tíos y tías, su prima Marisa y su sobrino Rubén, esta rama y hojas, de raiz de avellano y savia de castaño. Puro monte asturiano.

Entre trago y trago, me contaron la historia de José, Agustina, y la abuela, Rosaura, desde su salida de Soto para hacer las américas.
De como a la abuela se le enfermó el alma, en esa bendita tierra, de añoranza y de pena por sus raices y de como Agustina, dejo en cuba su amor y decidió curar el alma de su madre, aun a riesgo de enfermar la suya, retornando a Soto, con ella, a su casa, a sus raices... Me contaron que un día apareció Serafín, y a Agustina, ese alma que ya estaba curada, se le alegró de nuevo, y juntos decidierón traer savia nueva a esta rama, y echaron brotes, muchos, doce, y como me decía a mi Agustina:¡ muchos, pero no me sobra ninguno!.

Mientras, José, en las americas, hizo fortuna, también se le alegró el alma, y conoció a Modesta, y echaron allí raices, y tambien como su hermana , llenó de brotes la rama cubana, ocho, según me contaron, Agustin y Chicha, son dos de ellos, y Mayra, y Ernesto y Layma, Patricia y Jose y los chicos, ramificaciones de ese tronco asturiano, que un día echó raices en Cuba.

Ayer, bajo un cartel, con letras pintadas a mano, con mucho cariño y amor, bajo un cartel que decia: ¡ POR UNA CUBA LIBRE!, ayer, todo ese "tronco familiar", dejó correr su savia, y durante unas horas, volvieron a sus raices y enredaron hojas y ramas.

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