viernes, 9 de septiembre de 2011

MIS GATOS DE VERANO: MAMY, CACHITO Y PIZKA. MENCIÓN ESPECIAL.



Reconozco que me llevo mejor con los animales que con algunas personas, porque los primeros encarnan determinados valores mucho mejor que los segundos.

A los perros, por ejemplo, no hay que explicarles el significado de las palabras lealtad y entrega, porque vienen con ellas de serie, marcadas en su código genético. y los gatos..! ¡Que os puedo contar de ellos!. Es uno de los animales mas desconocidos y con mas mala prensa que existe.

Este verano he tenido la suerte de pasar a forma parte de la familia de mamy, por que como dice Antonio Burgos, gran defensor de los gatos, no somos nosotros quien adoptamos o incluimos en nuestro hogar al gato, es él, el que nos escoge y nos incluye en su vida, y así ha sido, Mamy nos escogió este verano.

Conocí a Mamy al principio del verano, cuando empiezan poco a poco a calentar esos rayos de sol, tan añorados durante el invierno, sosrprendiéndonos al invadir nuestro jardín, acercándose sin miedo a nosotros descaradamente, pidiendo con roncos maullidos, suplicándonos con la mirada, algo de comer. Maltrecha, pero firme en su propòsito e insistiendo hasta el cansancio, nos convenció, llamándonos la atención con su desafío insistente.

Pronto, al seguirla descubrimos su "secreto". Entre la hiedra de la valla de atrás de mi casita, estaba el por qué de su insistencia: tres gatitos de apenas unos meses, que la reclamaban su alimento. Uno con manchas iguales que las de su madre, e igualmente descarado: Cachito, otro atigrado, muy poca cosa, el mas pequeño de los tres: Pizka y uno negro por completo, pero que sólo lo vimos un día, debía de tener muchas ganas de conocer mundos nuevos, o eso quiero creer. Nacidos seguramente allí mismo, ella podía salir saltando la valla, ellos no, con lo cual rapidamente abrimos un boquete en la valla por si más adelante necesitaban ampliar horizontes.

Todas las mañanas según abro la puerta me reciben con sus maullidos de buenos días, mezclados con sus ganas de desayunar, pero eso si, me saludan y vuelven a su sitio, al que se les ha indicado, donde nacieron, junto a la hiedra en la parte de atrás, esperando el comedero sentaditos como buenos chicos.

Y en cuanto desayunan, proceden al lavado, madre e hijas, porque son chicas, allí donde el rayito de sol, calienta la piedra que hay junto a la hiedra.

Me da la sensación que Mamy estuvo alguna vez en una casa, con personas, y o bien se escapó, que de eso sabemos Pitufa y yo un rato, o bien eran de esos seres inhumanos que hay y digamos, la dejaron ir, porque en ningún momento se ha asustado de nosotros, si bien es verdad que tenia tanta necesidad de comida para ella y sus hijos que seguramente olvidó, por conseguirla, su miedo ó su rencor. A los dos días de llevarles la comida, se frotaba contra mi mano cuando dejaba el comedero en el suelo. Si esto no es agradecimiento...

Pizka y Cachito, son otra cosa, se asustan al menor ruido, pero ya se pasean tranquilamente por el jardín, se suben a mi tamarindo, su árbol preferido y trepan al tejado de brezo, a tomar el sol, donde tienen ya su huequito hecho, e incluso me dejan que les toque un poquito el lomo, pero sólo cuando comen... Son sin duda gatos libres, que se mueven a su aire y en libertad. Pizka y Cachito han ido creciendo, Mamy ha engordado, sus pelos están brillantes y lustrosos, y juegan y trepan haciendo mil piruetas. Tengo que ponerlos fuertes para el invierno. Necesitaran reservas.

Duermen en unos cojines que he destinado para ellos en las sillas del jardín, y algunas veces en un cubo muy alto, que he tumbado en el suelo y forrado con un cojin mas grande;ese lo utilizan para los dias que hay tormenta, que por suerte han sido pocos.


Me he pasado el verano yendo y viniendo, de aquí para allá, a unos sitios y a otros, he tenido a los gatos de mi hijo: Peka y Duna, a mi gata Pitufa y a mi perro Boris, invitados y familiares, y a ellos, mis gatos de verano. Cada vez que he venido y no estaban, por un lado me alegraba, pensando que habían encontrado otro sitio además del mio que les proporcione alimento, por otro me entristecía no verlos mas, por lo que no tengan y puedan necesitar, pero siempre, como mucho al día siguiente aparecían, y ellos con maullidos y yo con mucho cariño, esclamábamos al unísono:
¡Que alegría volver a verte, mamy!

Este verano está dando ya sus últimos coletazos, pronto llegará el otoño y rapidamente nos veremos metidos en el invierno. Espero que Mamy encuentre lo que se merece, aunque ahora que soy "jubilata consorte" tenemos mucho más tiempo para venir aquí sin fecha ni hora de volver a irnos, siempre tendrán su casa de verano y su comida en el comedero cuando venga y si no volvemos a vernos, me quedo con la lección de maternidad, valor y agradecimiento, con, los juegos, posturas y gracias que me han brindado, siempre serán, mis gatos de verano y sigo pensando, ahora con mas convicción, que prefiero a los animales antes que a algunas personas.



P.D. Prometo poner mas fotos.

1 comentario:

  1. Me encantan tus relatos y me encantan tus gatos de verano. Dales mucho cariño de nuestra parte y si no los volvemos a ver el verano próximo, sera, seguramente, que han encontrado acomodo en un hogar, estoy segura pero se les echará de menos.
    Besos para vosotros y para ellos también. Lolillo

    ResponderEliminar