Y COMO ALICIA, ME HICE PEQUEÑA..

Ayer por unas horas volví al cole.
Era la jornada de Puertas Abiertas del colegio Fundación Santamarca, mi colegio, y aunque en realidad era para nuevas matrículas, una amiga y yo, no dudamos en volvernos pequeñitas y como Alicia pero sin probar ninguna pócima, entramos juntas a nuestra infancia.

¡¡Cuantas horas de balón prisionero en ese patio!! Cuantos secretos en corrillo, lágrimas de amores compartidas, risas incontenidas sentadas al sol en las escaleras y rápidos deberes copiados de la compi, minutos antes de que llamaran a clase.

Ni te cuento, cuando pasamos al teatro....¿quien no ha bailado siendo alumna de Santamarca, el vals de las horas, de Colombina y Pierrot? Yo creo que tooooodos los años se representaba. Con tres añitos lo bailó mi amiga, yo no recuerdo cuantos, pero si recuerdo perfectamente mi representación de Colombina.... la falda vaporosa de gasa blanca con lunares de mil colores que mi madre me hizo....como todavía también resuena en mi mente el pequeñito primer papel que representé en una obra de teatro : - SOR LORENZA, SOR LORENZA, CARTA DE ESPAÑA -
- ¿es para mi Juanito? -
- SI HERMANA.

Yo era Juanito, claro. Un negrito pintado con un corcho ahumado y ¡¡cosas de la vida, la HERMANA, era en aquel entonces, la chica que salía con el que hoy es mi marido....¡¡¡Que recuerdos, madre mía!!.

Cuantos "ejercicios espirituales" en ese teatro, que eran todo menos eso...Eran horas y horas de contarnos chistes, hacer punto, leer tebeos escondidos ....cualquier escusa era buena para librarse de las clases.
Cuantas tardes de sábado en el cine, siempre con las mismas películas y en semana santa....aquellas en las que no se le veía la cara al que hacía de Jesucristo.....

Recorrimos el primer piso...,¡¡ Campanilla lo siento!!, la tienda no existe como tal. Debió de morir junto a sor Manuela, con ella se llevó su recuerdo y su olor a goma de MILAN y a lapices de colores.... Hoy es una secretaria totalmente distinta, como la entrada, donde en su garita de madera, todos los días nos daba los buenos días con un beso DUVI.
Lo único que queda de aquello es MARI PILI, la hija de DUVI, que sustituye ahora a su madre pero sin garita en un mostrador también de madera...sólo espero que sea tan simpática y agradable con los niños como era su mama.


Subimos al segundo piso y recorrimos las clases....esos pasillos interminables que Dña Nuria, la directora, marcaba con sus tacones avisándonos de su inminente llegada a clase, mientras nosotros corriamos a borrar la pizarra de dibujos, a sentarnos y abrir los libros haciendo como si estudiaramos sentaditas como niñas buenas.


Las contraventanas, los radiadores, el escalón maldito junto a la profe para escribir en la pizarra....todo sigue más o menos igual...según avanzábamos oíamos las voces de los niñas, olíamos el olor del cole, y veíamos a nuestras monjas deslizarse sin apenas tocar el suelo por aquellos inmensos pasillos.

Ya no están aquellos cuadros lúgubres, que nos acompañaban cuando nos echaban de clase, al pasillo, ni el famoso chino de la coleta que tantas noches nos despertó colándose en nuestros sueños infantiles.


Luego visitamos la Iglesia, esa pila forma parte de mis recuerdos de una fila de niñas con velo blanco. Y entramos.... todo está igual, pero.....como si la hubieran reducido....Cuando veníamos a misa, nos parecía inmensa, ahora mps parece hasta pequeña.....Sus vidrieras, las figuras del via crucis, que tantos cachetes me llevé al hacerlo, por mis risas al besar el suelo....(todavía me entra la risa cuando me acuerdo...jajajajaja).


La tumba de la fundadora, que a mi particularmente me producia escalofríos, y procuraba no mirarla... era una tumba, inmensa, toda de marmol blanco....y allí sigue, igualita que la dejé hace más de 40 años...
igual que las lámparas, los cuadros, los candelabros, los confesionarios, todo igual, sólo que aquí, en la iglesia, parece que Alicia ha vuelto a tomar la pócima y ahora es mas grande que lo que le rodea. Todo lo vímos, mas pequeño ó nosotros somos ahora mas.... "grandes".

Al salir del cole, durante el trayecto a casa, apuramos los últimos recuerdos infantiles, mientras hablábamos entre risas y anécdotas fuimos recuperando nuestro tamaño real. Fue una pequeña gran tarde de grandes y queridos recuerdos.