Es el mes en que don invierno empieza a recoger su manto, nos hace una reverencia y caminando hacia atrás se aleja, dejando paso a la señorita primavera que poco a poco y en silencio irá entrando de puntillas.
Sacúdete ya la tristeza de los días grises del invierno y la melancolía de las fiestas ya pasadas.
La tristeza envejece a las personas en cuerpo y alma y no existe cirugía plástica para un alma llena de arrugas.
También es el mes de san valentín, el mes del romanticismo.
Y una pequeña dosis de romanticismo habita en cualquier flor regalada, ya venga de tu principe azul, de tu prima la del pueblo, o de ti misma cuando te das el gusto de comprarte algo que no es práctico y que se marchitará.
El romanticismo tiene que vivir en tus días y tus noches, si te has enamorado por primera vez, si tienes pareja desde hace décadas, o si estás sola ya sea por libre elección o debido a las circunstancias.
Aunque estés sóla o con un amigo platónico, o con tu perro... es romántico pasear a la luz de la luna, incluso a la de la farola.
Es romántico comprar lencería o perfume, pero también es romántico recogerse el pelo con una cinta de terciopelo, o poner a esa misma cinta un cierre y colgarte el camafeo de tu abuela y colocartela alrededor del cuello....Es romántico leer los clásicos o poesía(o casi cualquier cosa si estás sentada en un banco de un parque).
Desde luego la presencia de un amante intensifica todo esto, pero incluso a falta de uno(o en compañía de uno sin vena romántica), el romanticismo está ahi.
Pon romanticismo en tu vida, ya sea con tu pareja, pese a tu pareja, o sola.
Deja que una rosa o una cinta, la buena música, el fuego de una chimenea, o un paseo por el parque al atardecer, borden un poco de romanticismo en la tela de tu febrero.
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